“Sus obras con ellos siguen” (Apocalipsis 14:13, RV95).
David Hewitt es un personaje poco conocido. Incluso me parece que nunca has escuchado su nombre, ¿verdad? Creo que sería bueno que sepas quién fue. Tras el Chasco de 1844, los que siguieron creyendo en la pronta venida de Cristo y guardaban el sábado fueron identificados por algunos como “gente del séptimo día” u “observadores del sábado”; otros se mofaban y los llamaban “cerradores de puertas del séptimo día” o “puerta cerrada y sábado del séptimo día y aniquiladores”. ¿Te gustaría que alguien se refiriera a tu Iglesia con algunos de esos calificativos? Como ves, era preciso encontrar un nombre apropiado para el remanente del movimiento millerita.
En 1854 se propuso el nombre “la Iglesia de Dios”, que le gustó mucho a James White, uno de los pioneros más influyentes; sin embargo, a otros les pareció que sonaba muy pedante. Años después se eligió una comisión de diecinueve personas para que propusieran un nombre para nuestra Iglesia. Ahí es que entra en acción David Hewitt. El era el representante de los laicos en aquella comisión, y fue el que dijo: “Propongo que nos llamemos adventistas del séptimo día”. ¡Es un nombre precioso! Pero ¿por qué adventistas del séptimo día? Porque, como dijo Elena de White, dicho nombre “anuncia las verdaderas características de nuestra fe” (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 204).
David Hewitt ocupa un lugar significativo en la historia de la Iglesia Adventista por haber asumido con responsabilidad su papel en aquella comisión. Con razón Joseph Bates lo consideraba el hombre más honesto de Battle Creek. Aunque Hewitt no es tan famoso como otros, el nombre que propuso ha recorrido todos los rincones de nuestro planeta. ¿Te imaginas qué habría ocurrido si David no hubiera tomado en serio su función en aquella histórica comisión? ¡Quizá todavía seguiríamos buscando un nombre para nuestra iglesia! Es cierto que pocos de nosotros recordamos y valoramos la obra de Hewitt; sin embargo, cerca de veinte millones de personas nos identificamos con su propuesta y ¡somos adventistas del séptimo día!
Aunque muchos desconozcan la significativa labor de Hewitt y de otros pioneros, en él y en la vida de muchos héroes anónimos se cumple la promesa de Apocalipsis 14:13: “Sus obras con ellos siguen” (RV95).
DEVOCIÓN MATUTINA JÓVENES 2016
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Por: J. Vladimir Polanco
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